Se hace duro mirar atrás, ver los pasos andados y notar esa sensación, tan
característica de saber que has perdido el tiempo. Aquellos días de colegas y
carcajadas, segunda familia, a veces casi la primera. Rebusco y encuentro fotos de
aquellas noches que nos creíamos dioses, brindando con el trago más fuerte casi
entre arcadas, por no perder la amistad. Rebusco y encuentro escritos de aquellos
días en que la libertad era libertinaje. Rebusco y encuentro en mi cabeza, esas
instantáneas imborrables, ni con Alzheimer de esos buenos momentos. La luz de la
adolescencia poco a poco se va apagando, dia a dia, aunque parezca que no.
Me miro al espejo y pienso que no cambio, pero miro fijamente a los ojos a ese que
me mira y busco en el, ese niño que se creía adulto. Noto esa sensación tan
característica. Ahora noto todo lo que has cambiado, o sino preguntaré a la
almohada lo que me preocupaba en aquellos años, donde el botellón era una fiesta
sagrada, las hojas del cuaderno eran avionetas, los cateos venían cada pre-verano,
las mujeres eran de verdad...Quien sabe donde quedaron aquellos días...
Sé que todos esos segundos se han esfumado como humo entre los dedos, pero como el
humo, siempre queda el olor, el recuerdo de todos aquellos maravillosos días.
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