lunes, 16 de abril de 2012

Allá

Allá donde las nubes son espesas, donde la muerte regala sonrisas, donde
los muñones enhebran palabras, donde el sol no calienta a todos por
igual, allá donde la Luna está al alcance de quien quiera, donde las
gargantas no levantan la voz, donde las ventanas no llevan cristal, donde el amor no se compra, allá donde no hay dioses ni altares, donde las flores se esconden, donde las farolas alumbran el alma. 

Allá SÍ. 

Allá es donde encontraré el resurgir de todos mis sueños.

Cuéntame otra historia...

Abuelo, cuéntame otra historia. 

Una de esas de tus buenos tiempos. Cuando veías desde el pastar de las ovejas los aviones nazis cargados de bombas hacia Gernika. Oías de fondo el fusilar del rojo. Sentías el miedo en la espalda, a cada paso, por perder el pan de cada día. 

Abuelo. Dime por que estas ahí sentado, con la mirada perdida. Sin decir nada. Cuéntame la misma historia que cada tarde me cuentas. A la misma hora. Tres menos veinte…Segundo arriba, segundo abajo. Hoy más arriba que abajo. Siento un vacío en mi interior. 

Un vacío que solo el miedo al Alzheimer puede ofrecer. 

Suena su voz. Parpadean sus ojos. Como todas las tardes.La misma historia.

A las tres menos veinte…Segundo arriba, segundo abajo.


Hasta mañana abuelo.

Papel en blanco

Papel en blanco.

Por ahora no sé que me ronda la cabeza.

Allá vienen, un bastión de pájaros ajenos a la nada.
Alzan la voz más que yo.
Plumas insurrectas como escopetas.
Entre ellas, guardan cartuchos de sin sabores e injurias mal pronunciadas.
Miran sin recelo alguno.
Vuelan al raso.
Sacuden los pensamientos uno a uno.
Bofetadas.
Dañando el orgullo.
Desnudando los recuerdos ya olvidados.

Que cojones es esto.
Pájaros que se creen musas.
Hasta aquí hemos llegado.
El papel sigue en blanco.