jueves, 21 de mayo de 2015

Tres horas de palabrerío

Si quieres verme sabes dónde puedes encontrarme,
de nada nos conocemos pero sabemos
que nos hemos mirado literalmente del revés.

La suerte o el azar han coincidido
tus manos en mis mejillas,
mi frente
y
mi barba,
mi conversación
y
tus vivencias,
tu desnudez mental
y
mi tonteria en generalizada
la suerte o el azar han coincidido,
por suerte o por azar.

Primera vez que te veo
y
sentido como si de toda la vida,
como en el aterciopelado sofá de mi casa
con total confianza para hablar
y
deshablar a mi antojo
y
manera, como si de toda la vida.


Tres hora sin parar,
de conversación fluida
y
sin incomodos
y
silenciosos silencios
y
adiós, adiós a mi vergüenza,
la sin vergüenza que antes me resumía.


Tres horas de palabrerío
bulgar,
gramático,
certero,
alegre,
con mucho en común
y
sin nada que ocultar,
tan singular como el verbo
que quiere estar solo,
atenta como el ojo
que todo lo mira
y
también lo retiene,
mientras me mira
durante tres horas de palabrerío,
del revés
mirándote del revés.