Corre, corre detrás de los sueños, delante de la tristeza, a
la par de la suerte. Corre tan rápido que no te sigan los pies, que se gasten
las suelas, hasta las huellas si al final logras llegar. Corre sin mirar atrás
pero acordándote de cada paso, porque en cada uno de ellos habrás aprendido
algo bueno, o tal vez no, pero seguro que en el futuro no volverás a tropezar.
Corre sin miedo hasta el horizonte que es el principio del final. Corre
conociendo gente, culturas y lugares cogiendo de cada rincón el mejor aroma, de
cada rito el mayor fracaso y de cada persona la más sincera de las sonrisas.
Corre tan lejos que no sepas donde estás, lejos de lo que conoces, cerca de lo
irreconocible, más allá de lo que los ojos quieran ver. Corre, digo que corras
porque ya tendrás tiempo para descansar.