miércoles, 20 de febrero de 2013

Después de tocar fondo


Siento que poco a poco estoy tocando fondo. Cuesta abajo y sin frenos. Los días son largos y lentos, grises y yo sin paleta de colores. Un pozo oscuro en el que primero tengo que dejar huella para luego empezar a mirar la luz. Si primero no enseñas los dientes al suelo, cuando levantes lo aprendido habrá sido en vano. La vida cualquier día puede pasar a muerte en un chasquido, de clara a oscura y de simpática a la más puta. Vida que se aprende con el paso de los días en base a experiencias. Experiencias que escribo en un papel en blanco para que el día de mañana abra la tapa de este cuaderno y haga balance de lo aprendido entre el presente y pasado. 

Río de la vida


Río de agua cristalina sigue su cauce hasta que muera. Transparente, fresca, sonora, apaga bocas resecas, alimento del caminante y edifica aldeas a su vera. Trechos, curvas, eses, cataratas u obstáculos en su camino hasta que llegue el humano sin escrúpulos y lo asesine de por vida.

No eres tú


No eres tú cuando te dejas llevar por el mejor postor. El líder de la manada siempre disfrazado de león y sin garras. Detrás de su sombra hasta cuando caga. Respiras el aliento que él va dejando, renunciando a tu espacio.

No eres tú.

Te dejas llevar allá donde él vaya, si tira la cabellera de un quinto piso la tuya va detrás. Sigues su señuelo. Eres la sombra sin personalidad, sin alma, sin espíritu. Barres las calles sin voz ni voto. No quieres hacerte notar siempre a ras de suelo. 

No eres tú. 

No porque no puedas, sino porque no quieres tener personalidad.