Los muertos del cementerio vistes de ruiseñor, beben, bailan
y fuman las ganas que tienen de vivir. Cleopatra viste con mini falda egipcia,
Nerón improvisa tristes versos de verdades como puños, Barbanegra cambia ron
por vino y Baco se queda sin litros. Cupido esta noche no se masturba, se hace
el amor. Blancanieves no sabe con cual de los siete hacérselo, uno a uno o
todos a la vez. Colón sigue sin norte, Odín sin ojo y Quijote sin certeza.
Romeo busca en cebada fermentada otro amor por el que morir. Juan Pablo II pide
perdón por los pecados cometidos por su amado y cruel oficio. Franco antes de
salir no sigue sin llegar al espejo. Al Capone tira de contactos para pedir brandi
del barato. Bob Dylan, John Lennon y Freddy Mercury tocan lo que les da la gana.
Improvisando.
Cada uno a su estilo.
Todos a la vez.
Sonando bien.
Pinochet,
Napoleón, Primo de Rivera y el tal Saddam forman filas como porteros de discoteca.
El portador de la guadaña es el que guarda ahora la lista de quien entra y no.
Como si esto de la muerte fuera un negocio, pero la verdad es que mi cabeza no
es un negocio y se les ve muy, muy vivos.