lunes, 7 de mayo de 2012

Mi ojo daltónico


Por... P.B
Ni…estudios, ni carreras, ni diplomas firmados por el monarca. Así transcurrieron los días de escuela, entre bolas de papel y el pasillo. Pintando las paredes con el ojo daltónico. Los maestros ya se lo anunciaban a mis padres, contigo no hay futuro. Pero…Aquí estoy después de algunos años sin verles la cara, escribiendo vivencias mientras paseo por la calle mayor de mi ciudad (Vitoria). La lluvia y los claros del sol se funden en el mismo cielo. Preciso instante que sale el arco iris cegando el ojo daltónico, desde que tengo uso de razón, haciendo sobra a los colores. 

 El invierno no siempre trae nieve, ni el otoño, entre nubes anuncia tormenta. En primavera florece lo que se siembra y las hormonas en revolución se masturban por verano. Ciclo de estaciones que si o sí, he tenido que seguir, a los veintiún años que hoy me conservan, con palabras que no aprendí en libros que guardan polvo, no las vivencias que se dejan llevar en la punta del bolígrafo, que…A veces, hace un tipo que me sorprende hasta a mí mismo.

Dentro de tí


 Cuando estoy dentro de ti, lo de fuera nada importa. Roce de pieles, arremete el cuerpo a cuerpo. Haciendo caso omiso a las voces que dicen, que hacemos no está del todo bien. Quién lo dice, el que nunca ha llegado al clímax máximo, el orgasmo dentro de este mundo. Bendito sexo. 
Aquí dentro, no existe tiempo, ni aires que rompan el momento. Acaso el cansancio, o que ya nos hemos corrido. Los dos juntitos. Sin vergüenzas ni remordimientos. Gemidos, sudores y el abrazo final, virutas de amor. Dulce cariño que aquí dentro nos ha unido. Nadie me dio llaves para entrar, tampoco me auto invité, dejaste que pasara si de toda la vida. La verdad es que no fue nada fácil. Pero entré y aquí estoy (casi) escribiendo esto. 

Se vive muy bien y…DE AQUÍ NO QUIERO SALIR!!