Suenan las palmas en el eco de la calle menor, un punteo en
el acústico del entorno, la voz ronca del sin vergüenza que no alza la voz, que
no atreve a molestar a los vecinos. Algunos salen en bata a las ventanas, sin
miedo a que les vean, sin miedo al que dirán. Cotilleos de barrio. Palabras que
atrapan los oídos, razonan sobre su vida y los puntos de vista que cada cual
tiene a la hora de mirar. Cada uno a en su mundo, en medio, él. Exprimiendo la
poca libertad que le queda, cuando le dejan cantar. Cuando no se siente
discriminado cuando aparecen los guardias haciéndole callar la voz, en busca de
la documentación. Calla el gallinero del vecindario. Fin del espectáculo.
domingo, 20 de mayo de 2012
Hasta que venga el Koko
Soy libertadora del bien más preciado. Soy libertad en la
mente del que se deja llevar. Soy la que se queda sentada con los ojos abiertos
de par en par, mirando como pasa la vida. Soy yo la que inspira cuentos sin
final, pesadillas después del amanecer. Soy yo la que mece entre mis senos de
plumas salvajes, todos y cada uno de los sueños que cada noche me
cuentas…Aunque no quieras. (Almohada)
Tiempo muerto
Y…Cuando el tiempo se convierte en pausa y el reloj brillan
por su ausencia, no es hora de aliñar el cigarro o de hacer mención a las
palabras, no son segundos de inspiración ni de ningún tipo de pensamiento,
mente en blanco. Cuando el tiempo es pausa es hora de meterme en la cama y
soñar.
Soñar hasta que se canse mi cabeza.
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