domingo, 20 de mayo de 2012

Y... Las cosas fueron así


Suenan las palmas en el eco de la calle menor, un punteo en el acústico del entorno, la voz ronca del sin vergüenza que no alza la voz, que no atreve a molestar a los vecinos. Algunos salen en bata a las ventanas, sin miedo a que les vean, sin miedo al que dirán. Cotilleos de barrio. Palabras que atrapan los oídos, razonan sobre su vida y los puntos de vista que cada cual tiene a la hora de mirar. Cada uno a en su mundo, en medio, él. Exprimiendo la poca libertad que le queda, cuando le dejan cantar. Cuando no se siente discriminado cuando aparecen los guardias haciéndole callar la voz, en busca de la documentación. Calla el gallinero del vecindario. Fin del espectáculo.

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