lunes, 9 de julio de 2012

Oigo voces


Oigo de fondo, en el eco de este rincón, la voz tenue del silencio. Entre la ventana entre abierta y la musaraña que cuelga de un hilo, pendiente de la corriente, siempre a merced del aire que la mece. La puerta cerrada por si escapan las palabras, de la tinta que quiere cobrar vida. Vida que tiene que morir, algún día, espero no verlo, ni escribir el exterminio de la humanidad, humanidad que ya no es humana.

Oigo la voz del silencio.

Me susurra lo que la tierra le comenta. Que está enferma. Nosotros, sus parásitos poco a poco la estamos enterrando. Talamos bosques enteros, fuman las centrales nucleares, extraemos lo extraíble, asesinamos animales y peces, cada vez el aire está más caro. Entre otras consecuencias de habernos dado permiso para consumir de ella, lo que más necesita. 

Me cuenta el silencio la muerte de la tierra, y no la quiero escribir.