Entre la voz y el silencio me quedo sentado, escuchando el tic-tac
que le queda a mi tiempo. Tiempo invertido desempolvando palabras, sin sentido,
sin métrica ni ortografía, sin fe ni creencias que mueren por ser escritas. Da
igual dónde, cuando y con qué, barro, sangre o tinta que se enrosca al papel...
aferrándome a la vida.