miércoles, 28 de agosto de 2013

La Santa Inquisición

Y la "Santa Inquisición" me hará pagar con todos los pecados cometidos. Soy pirata y capitán de un navío abordado por mí. Robo, violo y asesino como el más cruel de los dioses dentro del océano. He surcado los siete mares y ninguna ola ni tempestad ha podido llevarme al fondo. Borracho y al timón. La Isla de Tortuga, Las Maldivas, Peníche, Cabo de Bermudas, Tarifa, Cabo de Hornos, Tierra de Ballenas por ellas he ondeado los dos huesos y la calavera. He hecho el mal en todos los puertos que he pisado y de la muerte mi vicio, mi pasatiempo, mi destino.

Y aquí estoy, encerrado sobre una plataforma de acero forjado colgado a cinco metros del suelo. Sé lo que me va a pasar. El sol me deshidratará y mi piel será áspera, tendré mareos y enloqueceré conmigo mismo. Pasados unos días sufriré por las quemaduras rezaré a los dioses del mal para que me den la salvación como cuando navegaba. Me rendiré y caeré moribunda en la jaula colgante, las gentes del lugar reirán y mofarán de mí. Me quieren muerto y en el infierno, allí esperan los de mi raza. Seré pasto de los buitres y cuervos hambrientos y mis ojos su mejor bocado. Así hasta que de mí solo queden dos huesos y una calavera. La muerte un vicio, un pasatiempo, mi destino.

"Santa Inquisición" eres bastarda e inhumana, tanto como yo pero gracias a tí he conseguido lo que muy pocos, hacer de mi vida mi pasión, mi lugar. De hacer todos los días lo que más quiero, estar borracho al mando de mi barco pirata y sentir como el viento chocaba en mi cara haciendo de la muerte mi libertad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario