martes, 17 de enero de 2012

Reverso de lápida

Podrida la manzana de Eva, seco el taparrabos de Adán. Hueca la cuenca

ojo de Odín. Limpia la conciencia del caballo de Troya. Cordura en la

cabeza del Quijote, valentía en los bolsillos de Magallanes, amor en las

parrafadas de Shakespeare, odio en las letras de Bukowsky y niebla en las

pinceladas de Dalí. Cicatrices en el recuerdo del Che Guevara. Sin balas la

recamara de Garibaldi. Humillados los cuerpos inertes de la familia

Mussolini. Olor a cloaca en la boca de Magallanes. Despeinada la certeza

de Juana de Arco. Polvoriento el trotar de Rocinante. Rodrigo Díaz de

Vivar llego a ser leyenda. El ocaso de la historia y la ficción hacen de estos

personajes falsa libertad. Verdadera cuando alguien los lee, los escribe, los

recuerda. Mi nombre estará solo a mano de unos pocos que lo quieran

leer, en el reverso de mi lapida.

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