Oigo campanas y no son las de mi funeral, por ahora, y es así
me la suda, no pienso acudir… Si no es con un sombrero de arlequín, camisa de
fuerza bien atada, pantalones sin bolsillos y las botas del lejano bandolero,
mente en blanco, papel en los sobacos y sangre de tinta para escribir dentro
del ataúd como suenan las campanas que por ahora, no se hacen oír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario