Que se le puede pedir a una cabeza de libre pensamiento, en
cada neurona se esconde una apuesta a la sinrazón que razona entre palabras.
Lejos de la saliva, a tientas con la incoherencia, vaivén de pensamientos sin
acorde ni rincón donde caerse muertos, ataúdes de papel. Libres pensamientos de
cualquier etnia o raza, cultura o sexo pensamientos de todo tipo. Sin
coherencia ni clasificación, en ningún grupo, fuera del rebaño, al borde del
precipicio. Pensamientos de cabra libre que tira al monte sin miedo a
despeñarse, sin ver el peligro en ninguna parte. Donde los pensamientos ya no
piensan en absurdo, en off, apagados o fuera de cobertura, en esta cabeza sin
bandera ni patria, en su territorio de libre pensamiento.
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