No hay nada más libre que el tiempo. Segundero, verdugo que a
la fuerza nos pone a cada uno en nuestro sitio o marca la hora de la despedida,
del suelo a tres metros bajo los pies y allí quién sabrá que es lo que nos
espera.
Os lo cuento.
Eternidad dentro de una caja de pino y de los restos
cientos de gusanos sedientos de vida, aprovechando la nuestra ya vivida. Vida
que también acabará con la de esos gusanos que se alimentan de cuerpos inertes y no pueden con el recuerdo.
Siempre se queda a tres metros sobre la tapa de
la caja de pino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario