miércoles, 28 de noviembre de 2012

Caja de pino.


No hay nada más libre que el tiempo. Segundero, verdugo que a la fuerza nos pone a cada uno en nuestro sitio o marca la hora de la despedida, del suelo a tres metros bajo los pies y allí quién sabrá que es lo que nos espera.

Os lo cuento. 

Eternidad dentro de una caja de pino y de los restos cientos de gusanos sedientos de vida, aprovechando la nuestra ya vivida. Vida que también acabará con la de esos gusanos que se alimentan de cuerpos inertes y no pueden con el recuerdo. 

Siempre se queda a tres metros sobre la tapa de la caja de pino. 

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