He tenido en posesión ausente todos los segundos invisibles
que no dejan a nadie indiferente. Entre los dedos un cigarro poco aliñado, que
luego no me entero de lo rápido que corre el tiempo. Me enervo y me agobio por
querer hacer visible lo invisible. Los fantasmas de lugares abandonados, la
libertad que atrae a las palabras, el destino que lo tengo por ahí escondido buscando
los segundos perdidos que albergan este cuaderno. Ya no me dice nada cuando lo
tengo abierto de par en par con el papel en blanco. Corren los segundos
invisibles. Entre los dedos solo quedan las cenizas y una colilla.
El tiempo
muerto cuelga de la pared.
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