Rompo el silencio de esta habitación, suena mi garganta
soltando palabras ya escritas en este cuaderno lleno de tinta reseca, de mil
pensamientos y solo una razón. Para los oídos sordos que quieran escuchar
imaginación al viento y cada cual su razonamiento.
Nadie me acompaña.
Enseño
los dientes, brotan palabras... Insípidas, incoloras, intratables.
Resuenan mis
palabras... incoherentes, insensatas, irrazonables.
Palabras que asesino cuando
callo y el silencio se hace dueño de todo, incluso del eco de mi cabeza.
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